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Nuestra historia

El 26 de junio de 1986 (ahí es nada), la vida de mi padre, mi madre, mi hermana y la mía cambió. Ese día nacieron dos cosas: Aratz Enmarcaciones y la ilusión de un padre por ganarse la vida y ofrecerle a su familia un futuro. Mi padre se llama José Rodríguez Orduña y junto con mi madre Guadalupe son el alma de esta empresa. Sin ellos nada hubiera sido posible. Mi padre es un hombre de recursos, casi un inventor, tremendamente optimista y muy valiente, gracias a eso se atrevió a embarcarse en esta aventura. Se marcho  a San Sebastián para aprender junto con un profesional todo lo que necesitaba saber para empezar. Mi madre es una mujer que empatiza mucho con la clientela, enseguida capta el estilo de la gente, tiene muchísimo gusto y una gran memoria. Es el ordenador central de la tienda y del taller. Y algo que tienen en común los dos es que son muy trabajadores. Muchos domingos y fiestas de guardar las han pasado en el taller sacando el trabajo adelante. Creo que esa es una de las claves del éxito de un negocio. De  mi hermana Silvia y de mí, se podría decir que hemos amado este oficio desde el principio. Todas las tardes las pasábamos haciendo los deberes en el taller, en un rinconcito preparado para nosotras. Poco a poco fuimos ayudando a rematar las esquinas de los cuadros y a empapelarlos por detrás, hasta que finalmente hemos aprendido todos los entresijos de este oficio. Y seguimos aprendiendo… Silvia, mi hermana, se ha licenciado en Diseño de Interiores y  yo, me forme en Administración y Contabilidad de Empresas, pero todos hacemos de todo “pa tirar pa`lante…”

A los 9 años de abrir la tienda en Canciller Ayala se hizo una obra de remodelación (muy necesaria) que fue todo un éxito también. Esta es nuestra historia, espero que hayáis podido comprender un poquito mejor a que nos dedicamos y sobre todo, porque nos dedicamos a esto. Por cierto, soy Noelia y junto con mis padres y mi hermana somos  ARATZ ENMARCACIONES